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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Herbicidas orgánicos


Cuando tenemos tierra fértil logramos tener todo tipo de plantas, sin embargo, en nuestras casas y jardines esa bendición se convierte en un dolor de cabeza cuando son invadidos por las hierbas indeseables. Estas especies que invade nuestros jardines siempre encuentran algún espacio para crecer, compitiendo con especies que sí queremos conservar en el jardín, encontrando huecos y rendijas por donde aparecer.

Actualmente existen muchos productos comerciales que nos prometen erradicarlas efectivamente, pero muchos de ellos contienen químicos tóxicos que eventualmente llegan al subsuelo y a nuestros cuerpos de agua, además de llegar a dañar a nuestras plantas. Por eso es preferible usar herbicidas orgánicos.

El único inconveniente con los herbicidas orgánicos es que no están diseñados para proteger a las plantas como ciertos herbicidas comerciales, así que tenga cuidado de evitar rociar las plantas que desea mantener con vida al aplicar estas.

El agua hirviendo es probablemente la cosa más simple de usar, pero asegúrese de no rociar sus plantas.

Desde hace mucho tiempo, el vinagre ha sido usado en diversas formas, como un ingrediente en la cocina, limpiador y un sin número de otras aplicaciones. Y su potencial uso como herbicida. El vinagre puede ser producido naturalmente mediante la descomposición de productos vegetales en condiciones anaeróbicas. El vinagre que se utiliza normalmente en los hogares, proviene de uvas, manzanas o diversos tipos de granos.

El vinagre que se consume en los hogares tiene una concentración del 5% de ácido acético. El ácido acético se degrada rápidamente en el agua ( es por eso que no es recomendable aplicarlo luego de una lluvia) y no se acumula. Si bien es cierto que el vinagre reduce el ph del suelo hay que tener en cuenta que este valor volverá a su estado normal dentro de las 48 hs. Además, el vinagre es un producto biodegradable.

La sal es otra solución sencilla, pero necesita ser aplicada con cuidado ya que la sal puede envenenar el suelo. Una cucharada es todo lo que se necesita para matar a los dientes de león y otras malezas similares, pero es mejor limitarse a las zonas de grava y las que no están destinados a las plantas. La sal puede matar a las raíces de las plantas y otros organismos importantes como los hongos y lombrices de tierra. Así que tenga un blanco seguro para su aplicación y utilice con moderación a zonas donde no matará a sus otras plantas.

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